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Quiero cultura...

Tiago quería ser escritor. Solo de noche claro, cuando se quedaba pensando en su cama. De día le faltaba demasiada confianza en sí mismo. De hecho, durante el día,  sus movimientos cotidianos distaban demasiado de sus deseos intelectuales. Babeaba en clase de historia medieval, no por atracción sino por sueño, se reía de los las desgracias de los débiles cuando la noche anterior había querido ser virtuoso leyendo el Quijote, cuando había escrito poemas comparables con los sonetos de Garcilaso.

Un día caminando por Merindades, encontró su lugar al ver Walden, una cafetería-librería cerca de Merindades. Luego le cogió gusto a Katrakrak, una librería, filmoteca y cafetería de ambiente, por la que se pasó durante todos sus años en Pamplona. Le producían tranquilidad y conocimiento, como ningún otro lugar.

Se le hizo así todo más llevadero.

 

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